VALLE DE ALCUDIA, UN POCO DE SU
HISTORIA
Ya los Árabes, le pusieron el nombre de Fahs-al-Ballut o "llano de las
bellotas" y vivieron en él durante muchos años aprovechando sus recursos.
Después caballeros calatravos y castellanos dejaron su marcada huella en este
enclave, modificando su fisonomía al deforestar gran parte del mismo y utilizar
la madera del bosque original como combustible, para las minas de azogue y
plomo, pero también como material para la construcción y mantenimiento de la
gran Armada Española de los Siglos XV al XVII. Pero fue la deforestación
sufrida a manos de los ganaderos, que en busca de pastizales talaron grandes
zonas de arbolado, la que más marcadamente dejó su huella en el Valle de
Alcudia, otorgándole esas grandes extensiones adehesadas sin árboles que hoy
son un rico hábitat para muchas especies
de aves esteparias, que antes no eran muy comunes en la zona como la: Avutarda
común, Sisón común, Alcaraván común, Cogujada común, Calandria, Alondra común,
Triguero, Terrera común, Aguilucho cenizo, Aguilucho pálido, Carraca europea,
Ganga ibérica, Ganga ortega, Collalba gris, Codorniz común, Bisbita campestre o
Perdiz roja todas ellas con mayor o
menor población, pero residentes en ese tipo de entornos y que pasan desapercibidas
a nuestra vista. Además de estas hay muchas otras especies más conocidas y
también de una gran importancia. Junto a la centenaria trashumancia de ganado,
suponen uno de los mayores atractivos Naturales, estéticos y culturales de la
comarca.
La Orden de
Calatrava, fundada en 1158, recibió en 1189 el privilegio de la asignación del
Valle de Alcudia y el Campo de Calatrava cuyas rentas servirían para el
mantenimiento de sus encomiendas, maestrazgo, sacristanía, obrería, etcétera,
beneficiándose asimismo de la recaudación de diversos impuestos sobre las
tierras pertenecientes a los concejos y a particulares se convirtieron en
«meras recompensas para cortesanos, aristócratas y militares distinguidos». La
escasez y poca calidad de las tierras asignadas a los pobladores y a los
concejos motivaron que los vecinos de la comarca arrendasen o adquiriesen
tierras de la Orden ya en el siglo XIV, En el transcurso del siglo XVI, y como
consecuencia del incremento demográfico que se produjo, se avivó el antiguo
conflicto entre agricultores y ganaderos, así como las diferencias entre los
ganaderos trashumantes y los locales. Durante la primera mitad de este siglo se
roturaron y labraron arbitrariamente muchas tierras, tanto públicas corno de la
Corona, siendo estas roturaciones particularmente importantes entre 1593 y 1602.
Las tres
formas características de aprovechamiento del Valle fueron: el invernadero, el
agostadero y la montanera, cumpliéndose este ciclo de forma rigurosa, por lo
que se determinan a los pastizales de Alcudia como una unidad de
aprovechamiento pastoril.
El
agostadero, con una importancia económica muy inferior, era aprovechado por los
ganaderos locales principalmente, arrendándose también de manera colectiva
aunque generalmente de forma anual. La pugna mantenida entre los ganaderos
serranos y los riberiegos por el aprovechamiento de los pastos condujo en
ocasiones a que los ganaderos trashumantes dificultasen o impidiesen la entrada
de los rebaños locales en las dehesas durante el verano. Asimismo, existían
quejas entre los ganaderos locales por el cobro abusivo de derechos o bien de
impuestos ilegales. El escaso poder e influencia de los ganaderos de agostadero
determinaban que la mayoría de estos pleitos se resolviesen a favor de los
ganaderos trashumantes que contaban con el poderoso respaldo de la Mesta. El
arrendamiento de los pastos de invierno, que se efectuaba por decenios, duraba
desde el 29 de septiembre (San Miguel) hasta el 30 de abril, fecha en que
comenzaba el agostadero. La cabaña invernante en Alcudia en el siglo XVIII
debía de oscilar en torno a las 100.000 cabezas, aunque hubo años en los que se
produjo la entrada de más de 150.000 ovejas. Del total de la cabaña, las tres
cuartas partes pertenecían a grandes ganaderos, una gran parte de los cuales
vivían en Madrid, lo que podría explicar en gran medida la poderosa influencia
de la Mesta en la Corte madrileña. La desamortización del Valle de Alcudia,
iniciada en 1873, durante la Primera República, se hizo conjuntamente con la
del Campo de Calatrava y afectó a 1.011 fincas. La puesta en venta de tan
elevado número de tierras no se tradujo en una distribución más equitativa de
la propiedad, al no ir acompañada de una fragmentación de las mismas que
permitiese unos precios asequibles para los pequeños agricultores y ganaderos.
Por el contrario, la desamortización favoreció un proceso de acumulación de la
propiedad que acentuó aún más el desequilibrio social existente. De este modo
surgiría una nueva clase de grandes propietarios, pertenecientes a la burguesía
madrileña y local, que acapararían la riqueza de la comarca, como lo prueba el
hecho de que el 75,5% de la propiedad en aquella época estuviese en manos de
sólo el 9,6% de los propietarios. Otro aspecto muy importante del proceso
desamortizador lo constituye la desaparición de baldíos y pastos comunales,
hecho que afectó especialmente a los pequeños ganaderos, que se vieron
obligados a arrendar pastos que hasta entonces eran gratuitos. Paralelamente se
inició un intenso proceso de roturación que redujo notablemente la extensión de
montes y dehesas, afectando asimismo a las vías pecuarias, que fueron objeto de
un elevado número de intrusiones, especialmente en las primeras décadas de este
siglo. La decadencia del ganado ovino favoreció este proceso roturador, tanto
por el desuso en que cayeron muchas de las vías pecuarias.
Tras conocer
un poco la historia podemos ver, cómo siglo tras siglo este Valle de Alcudia ha
sido maltratado a la vez que ansiado por los poderosos y negado a sus
moradores, una y otra vez hasta llegar a la actualidad. Donde podemos ver de
nuevo como unos pocos terratenientes se quieren repartir el pastel, esta vez en
forma de parques fotovoltaicos, que cambiaran las ovejas por placas solares,
envenenando los suelos y destruyendo aquel hábitat nuevo que se formó, cuando
talaron los árboles hace varios cientos de años.
No hay comentarios:
Publicar un comentario