jueves, 12 de noviembre de 2020

¿DONDE ESTAN NUESTROS LOBOS?

Este año, coincide con el 50 aniversario de la publicación de la obra FAUNA IBÉRICA, promovida por Félix Rodríguez de la Fuente y publicada por la editorial Salvat, un evento que fue en cierto modo revolucionario en la cultura ambiental de una España que estaba a poco de empezar un nuevo tramo de su historia. Aquella obra, un libro gordo de la Naturaleza Ibérica, contenía la fórmula de la poción mágica que bebieron cientos de chavales hispanos convertidos después en naturalistas o licenciados en Ciencias Biológicas. Muchos de ellos, incluso consiguieron promocionar hasta lograr puestos de alta responsabilidad en las Administraciones Públicas que se encargaron después en consentir la extinción del lobo en Sierra Morena durante su ejercicio público. Una cierta contradicción difícil de entender.

Estamos a un tris de cambiar de década y a día de hoy, regiones como Extremadura o Castilla - La Mancha siguen sin cumplir las disposiciones vigentes establecidas por la Ley 42/2007 del Patrimonio Natural y la Biodiversidad. Pese a estar obligadas a poner en marcha un plan de recuperación de la especie, al estar catalogada en sus respectivos territorios como “especie en peligro”, casi veinte años después, siguen sin hacerlo. En el caso más próximo a nosotros, que es Castilla la Mancha, incluso después de haber obtenido un dictamen desfavorable por parte de la Institución “Defensor del Pueblo Español”. El atávico miedo al lobo sigue impreso en las mentes, no sólo de las personas confinadas en lugares remotos del mundo rural, sino también en aquellas otras recluidas tal vez demasiado tiempo en despachos y gabinetes. El mensaje de Félix se perdió y la receta de la poción mágica tampoco circula ya por bibliotecas, librerías o el gigante web. Y así, pese a tratarse no ya de una especie protegida, que cuenta con el soporte económico favorable de la Unión Europea, aquellos quienes tienen la encomienda civil de la custodia del territorio y la biodiversidad, siguen haciendo oídos sordos y huelga de brazos caídos ante la posible recuperación del lobo. A todos aquellos ecologistas de primera se les llenó la mente de espacios protegidos y de ideas conservacionistas que han reculado siempre en cuanto han tenido que afrontar de modo serio la conservación del lobo ibérico. Sibilina nos parece la actitud de algunas administraciones como la de la Junta de Castilla y León, promoviendo patrullas de agentes especializadas en seguir y matar lobos a los que etiquetan como “conflictivos”. Sin embargo, no son capaces de acometer la restricción de zoonosis o enfermedades como la tuberculosis revisando adecuadamente y eliminando los cientos de ejemplares contaminados que pululan por los montes públicos o los cotos privados de Sierra Morena, el Sistema Central o los Montes de Toledo. Tampoco es fácil de entender el caso de Andalucía, con sus casi eternos censos de 50 lobos que sorpresivamente decayeron a 15 y que el Ministerio de Medio Ambiente se encargó de poner a cuenta cero en el año 2015, cifra mucho más acorde con las estimas obtenidas en los censos llevados a cabo por el voluntariado del Observatorio Lobo ibérico. Pese a ello, siguen sin declarar un estatus adecuado para la especie a la que ya no queda otra que considerar como extinta. Y sin embargo, pese a recibir mucho dinero público de todos los europeos, en ningún momento han tenido un gesto de esperanza hacia la pronta recuperación del lobo en el sur peninsular. En nuestra comarca a pesar de contar con un gran Parque natural como es el de Valle de Alcudia y Sierra Morena, en su plan de Uso y Gestión, ni siquiera hace referencia alguna a los planes de recuperación del Lobo a pesar de estar obligados por la Ley mencionada anteriormente. No se puede dejar de reivindicar al lobo como la cima ecológica en los ecosistemas mediterráneos, ya que aún sigue formando parte del ideario de especies emblemáticas que habitaban esta Zona de Especial Conservación de la RED NATURA 2000. Apoyar la recuperación del Lobo en nuestros montes es apoyar el desarrollo rural en el contexto de la convivencia, con los valores naturales más sobresalientes tan necesarios hoy en día.

en el pdf se puede ver la resolución del Defensor del Pueblo


 

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