Este Noviembre pasado, se ha celebrado el 2º aniversario de la declaración por la Unesco, como Patrimonio Mundial Inmaterial, de la técnica constructiva de la piedra seca. Con esta declaración se reconoce un saber antiguo, consistente en la edificación de muros y otras estructuras apilando piedras, una sobre otra, sin ninguna trabazón excepto en alguna ocasión tierra.
ANTIGUOS CORTIJOS EN PIEDRA SECA
El comité de la Unesco valoró especialmente que es: “Una tradición que se encuentra viva, con un potente arraigo entre las poblaciones que la practican, que proporciona un fuerte de sentido de identidad y juega un papel fundamental en la creación y mantenimiento del entorno vital”. Considera también muy positivo el beneficioso papel medioambiental que ejercen estas construcciones previniendo el deslizamiento de tierras, evidente en el caso de los muros que delimitan los campos y huertos, mejorando las condiciones para la biodiversidad, nuestra mejor aliada en el control de plagas. El éxito de la adopción de este método supone una gran pericia y maestría por parte de quienes lo ejecutan seleccionando adecuadamente los materiales y su posición para conseguir solidez y durabilidad en la estructura. El reconocimiento de la Unesco supone también la elaboración de una plan de gestión donde además de favorecer la protección de estos bienes incluye la transmisión de este conocimiento y el intercambio internacional de buenas prácticas para que no sean eliminadas como ocurre en la actualidad.
En las cercanías de Solana del Pino, podemos hacer un sencillo ejercicio para disfrutar reconociendo esta técnica en numerosos elementos presentes en nuestro paisaje: Los muros que bordean los caminos protegen los campos y acotan los olivares, las parideras para el ganado, edificios agrícolas y de vivienda, las casetas de pastor, tejeras o conducciones de agua etc. Que son referentes de unos periodos históricos próximos a nosotros, donde la convivencia con la naturaleza y el ciclo agrícola y pastoril gobernaban la vida rural y creaba un peculiar paisaje que ha llegado hasta nosotros.
Son conocidos por estos lares los llamados Toriles, que se construían en las cercanías de Vías Pecuarias y sus descansaderos para encerrar el ganado y protegerlos durante la noche de los ataque de los lobos, en otros tiempos muy abundantes en la zona y hoy extinguidos.
Podemos encontrar también en la zona una serie de estructuras, construidas con piedra seca hace miles de años, con fines posiblemente defensivos, en ellos podemos ver como apilaron y encajaron perfectamente piedras de varias toneladas de peso, lo que lo hace más interesante aún.
Estas estructuras, no han sido estudiadas en su mayoría, haciéndose necesarias unas excavaciones dentro de estas fortificaciones, algunas se sabe que formaban parte de posibles asentamientos permanentes, gracias a el hallazgo de pequeñas piezas de cerámica en su interior y de las que solo podemos establecer una cronología temporal por otras presentes en las cercanías como la Motilla del Azuer o las excavaciones de Alhambra o Granátula de Calatrava.
Os animo a conocer esta zona, donde tenemos el privilegio de poder disfrutar de la naturaleza, casi al pie de nuestra casa, es un aliciente descubrir y observar estas muestras, en los caminos, en el paisaje, y recordar las numerosas manos que pacientemente las crearon a lo largo de los siglos. Bueno será que esta declaración de la Unesco nos ayude a valorar este patrimonio, muestra intangible de los conocimientos y habilidades de los que nos antecedieron, a recuperar estos saberes y facilitar su conservación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario